La antigua capital de Japón me pareció la más bonita de las ciudades que visité en mi ruta por el país en marzo de 2024. Es la ciudad de los templos (se dice que hay unos 2000), de los barrios de casitas de madera y de las geishas, y por todo ello es Patrimonio de la Humanidad. Para que la disfrutes al máximo, aquí te cuento qué ver en Kioto en 4 días según la ruta que yo hice por los principales barrios de la ciudad y te doy varios consejos en base a mi experiencia.
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Día 1: toma de contacto con Kioto
Mi primer día en Kioto fue en realidad una tarde. Viajé por la mañana desde Tokio en el tren bala, pero éste salió con un retraso de dos horas y llegué a la hora de comer, haciendo que no pudiera aprovechar gran parte del día.
Este primer día me sirvió como toma de contacto y para darme cuenta de varias cosas: que es una ciudad muy bonita, que tiene demasiados templos para visitar y que es muuuuy turística. La zona más típica de Kioto (el barrio de Gion) está muy masificada, sobre todo por la tarde, cuando mucha gente se acerca para contemplar el atardecer desde su templo Kiyomizu-dera.
Mi ruta del primer día en Kioto
Estación de Kioto
El shinkansen (tren bala) me dejó en la estación principal de Kioto. Esta estación no solo es una de las más grandes y transitadas de Japón, sino que también es centro comercial. De hecho, como llegué a la hora de comer, comí allí mismo en un restaurante y probé el okonomiyaki, un plato típico que es como una masa con varios ingredientes (verduras y carne a tu elección) cocinado en la plancha. ¡Muy rico!
Junto a la estación verás la Torre de Kioto. No llegué a subir, pero con sus 131 metros de alto tiene una vista panorámica de la ciudad y sus alrededores. Aquí puedes comprar tu entrada si te apetece visitarlo.
Templo Higashi Hongan-ji
De camino hacia mi alojamiento me encontré con este templo, que es uno de los templos budistas más grandes y prominentes de Kioto. Llama la atención sobre todo su gran puerta de entrada al recinto, construida en madera y con dos plantas de altura. Dentro, su edificio principal es uno de los edificios de madera más grades del mundo.
Este santuario fue fundado en 1602 por el shogun Tokugawa Ieyasu y tiene varios salones y, cómo no, un jardín zen. Allí se celebran varias festividades a lo largo del año y también se imparte enseñanza budista. La entrada es gratuita.
Sanneizaka y Ninenzaka
Después de dejar las cosas en el alojamiento (R Star Hostel Kioto), puse rumbo a la zona típica del barrio de Gion. La pagoda Yasaka te da la bienvenida a las calles de Sanneizaka y Ninenzaka, las dos más pintorescas de la zona.
Estas calles aún poseen sus edificios de madera tradicionales que datan del período Edo. Aquí encontrarás tiendas que venden artesanías locales, recuerdos y dulces tradicionales japoneses. También hay casas de té y restaurantes, y es la principal vía de acceso al templo Kiyomizu-dera, así que siempre suele estar muy concurrido.
Kiyomizu-dera
La joya del distrito de Higashiyama es este templo que fue fundado en el año 778. Es uno de los templos más famosos que visitar en Kioto, en parte por su impresionante arquitectura y por su ubicación panorámica en las colinas del este de la ciudad. Es un lugar muy concurrido al atardecer precisamente por las vistas que hay desde allí.
Además de sus salones, su pagoda de tres pisos y sus terrazas panorámicas, en este templo destaca la cascada Otowa, cuyas aguas se dividen en tres corrientes. Se puede beber de los tres caños usando unas tazas largas para obtener sus beneficios: longevidad, éxito académico y una vida amorosa feliz.
Día 2: Gion, Pontocho y Sakyo
Tras haber visto un poquito del barrio de Gion durante el primer día, en esta segunda jornada me adentré de lleno entre sus callejuelas y templos que, a primera hora del día, están mucho más tranquilos.
Pasé el día recorriendo estos barrios adyacentes, paseando por bonitas calles típicas y visitando muchísimos templos, a cada cual más bonito. Además, en estos barrios es muy frecuente ver geishas, aunque no debes confundirlas con las maikos, que son sus aprendices. Su atuendo es diferente, y entre otras cosas se diferencian por el maquillaje y los ropajes. Por ejemplo, las maikos llevan sandalias con tiras rojas, un cesto en las manos y maquillaje más blanco.
Mi ruta del segundo día en Kioto
Templo Ryozen Kannon
Desde la Ninenzaka podrás acceder a pocos pasos al templo Ryozen Kannon, un monumento dedicado a la memoria de los soldados caídos de la Segunda Guerra Mundial. Es conocido por su impresionante estatua de Kannon, la diosa budista de la misericordia, de 24 metros de altura.
La entrada me costó 300 yenes (1,75€) y me dieron un folleto explicativo en inglés y una barrita de incienso, la cual se debe poner en el quemador de incienso para hacer tu plegaria.
Templo Kodaiji
Justo al lado se ubica el templo Kodaiji, para el que puedes comprar dos entradas. Una es solamente de acceso al templo (600 yenes) y la otra te permite visitar también el templo Entoku-in (900 yenes -5,30€).
El Kodaiji es un templo budista zen fundado en 1606 por la noble Nene, también conocida como Kita-no-Mandokoro, en memoria de su difunto esposo, Toyotomi Hideyoshi, uno de los unificadores de Japón durante el período Sengoku. En el templo se encuentra su mausoleo, rodeado de jardines y un pequeño bosque de bambú.
Si compras la entrada completa, después de visitar el templo principal debes bajar las escaleras para llegar hasta el subtemplo Entoku-in. Allí se realizan ceremonias de té y alberga una colección de tesoros nacionales, incluidos manuscritos, pinturas y objetos relacionados con Nene y Hideyoshi.
Santuario Yasaka
Callejeando por el barrio de Gion llegarás al santuario Yasaka, fundado en el año 656. La entrada es gratuita y para acceder cruzarás su impresionante torii de madera.
Una vez dentro, además del salón principal, seguramente te llamen la atención las cientos de linternas de papel que cuelgan en el santuario y que se iluminan por la noche durante el festival Gion Matsuri en julio. Alrededor del templo principal hay también otros pequeños santuarios.
Templo Kenninji
El templo Kenninji es uno de los templos zen más antiguos de Kioto, ya que fue fundado en 1202. Fue uno de los que más me gustó, y es que es famoso por dos cosas.
Una, por sus bonitas pinturas en las puertas deslizantes que representan paisajes naturales y escenas de la vida zen. Otra, por el techo del salón principal adornado con una espectacular pintura de dos dragones gemelos realizada por Koizumi Junsaku en 2002 para conmemorar el 800 aniversario del templo. Además, cuenta con un jardín zen decorado con rocas y arena dispuestas en patrones simbólicos. La entrada me costó 600 yenes (3,5€).
Calle Hanamiko-ji
La calle Hanamikoji es una de las calles más emblemáticas del distrito de Gion, y es que es famosa por sus antiguas casas de té, sus restaurantes exclusivos y la posibilidad de avistar a maikos y geishas. Su historia se remonta varios siglos atrás, cuando Gion se estableció como un distrito de geishas durante el período Edo. Hoy en día sigue siendo uno de los barrios de geishas por excelencia, así que estate atenta cuando camines por aquí para lograr verlas. Eso sí, respétalas, ya que hay turistas que las acosan y persiguen para conseguir una foto.
Shirakawa Lane
De una calle pintoresca, a otra. Esta calle bordea el río Shirakawa (de ahí su nombre) y es conocida por sus tradicionales casas de madera adornadas con cerezos en flor durante la primavera. En esta calle aún se conservan las casas de madera tradicionales que datan de los períodos Edo y Meiji. Muchas han sido convertidas en tiendas, cafés y restaurantes aprovechando la popularidad de la zona.
Mercado de Nishiki
Cruzando el río Kamo llegarás al mercado cubierto de Nishiki, que se extiende a lo largo de una estrecha calle peatonal. Tiene su origen en el siglo XIV, cuando comenzaron a establecerse tiendas a lo largo de la calle Nishiki. Entonces, el mercado se centraba en la venta de pescado fresco, pero con el tiempo se expandió y hoy en día hay todo tipo de productos de alimentación. Por ello, es un punto muy popular para comer probando diferentes platos de sus puestos. Yo comí allí varias cosas y estaba todo muy rico. Eso sí, ten en cuenta que está siempre muy lleno.
Calle Pontocho
Junto al mercado está la zona conocida como Pontocho, con sus estrechas calles adoquinadas y sus restaurantes tradicionales y casas de té. Surgió en el período Edo (1603-1868) como un distrito de entretenimiento para los viajeros y comerciantes que visitaban Kioto. Aún conserva muchas de sus antiguas casas de madera y está especialmente animado por la noche. Algunos restaurantes y casas de té ofrecen espectáculos de geishas y maikos.
Santaurio Heian
Cruzando de nuevo el río, te animo ahora a ir hasta el templo Heian Jingu. La entrada es gratuita y es un lugar bastante nuevo en comparación con otros recintos religiosos de la ciudad, ya que fue construido en 1895 para conmemorar el 1100 aniversario de la fundación de Kioto como capital imperial. Es una réplica a escala de un palacio imperial que existió durante el período Heian (periodo imperial). Entre los lugares a destacar, su gran torii de 24 metros de altura y su jardín japonés con estanques (para entrar aquí sí hay que pagar).
Templo Nanzen-ji
Mi siguiente parada fue el templo Nanzenji, fundado en el siglo XIII. Una de sus características más destacadas es su sanmon, una impresionante puerta principal de madera de dos pisos que es uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura zen en Japón. Para subir hay que pagar una entrada.
En el resto del templo puedes visitar el salón principal y sus jardines. La entrada cuesta 400 yenes. Afuera, gratis, puedes ver también un acueducto, que suele estar lleno para hacer fotos jugando con la perspectiva de los arcos.
Templo Eikando
A pocos pasos del anterior, se encuentra el templo Eikando, otro de los que más me gustó por su tranquilidad. Se trata de un templo budista fundado en el año 863 y, además de su salón principal con una estatua de Buda, destaca por su pagoda de cinco pisos y su jardín de musgo. Para recorrer las diferentes zonas del jardín hay unas escaleras de madera y te dan unos zapatitos para poder caminar por todo el recinto. La entrada son 600 yenes (3,5€).
Paseo de los Filósofos
Desde el templo Eikando puedes tomar ahora un sendero conocido como Paseo de los Filósofos, llamado así por los numerosos filósofos japoneses que solían pasear por allí mientras reflexionaban sobre la vida y la naturaleza.
El paseo sigue un canal de agua y es muy pintoresco sobre todo en la época de sakura (floración de cerezos). Es un paseo muy tranquilo y te recomiendo tomarlo para llegar hasta el último templo del día.
Templo Ginkaku-ji
El último templo que visité en este segundo día en Kioto fue el Ginkaku-ji, también conocido como Pabellón de la Plata. Fue fundado en el siglo XV por el shogun Ashikaga Yoshimasa, quien inicialmente construyó el templo como una villa de retiro inspirada en el Templo Kinkaku-ji o Pabellón Dorado (de ahí que el nombre se parezca).
La entrada cuesta 500 yenes (algo menos de 3€) y dentro podrás ver un gran jardín zen y explorar el sendero por la ladera de la colina cercana, desde donde se tienen vistas a la ciudad. La calle por la que se accede al templo tiene muchas tiendas, así que puedes comprar ahí tus souvenirs.
Día 3: Castillo Nijo, Palacio Imperial, Kinukake-no-michi y Arashiyama
Durante este tercer día me moví bastante en autobús, y es que visité zonas alejadas entre sí. El Castillo Nijo y el Palacio Imperial están bastante céntricos, pero no Arashiyama ni los templos que visité en la avenida conocida como Kinukake-no-michi.
En esta jornada pude ver algunos de los lugares más famosos de la ciudad de Kioto, y fue algo más variado que los anteriores. Aunque también hubo templos, tuve tiempo para estar un poquito más en contacto con la naturaleza.
Mi ruta del tercer día en Kioto
Castillo Nijo
El primer monumento que visité en este tercer día fue el castillo Nijo. Fue construido por orden del shogun Tokugawa Ieyasu como su residencia oficial en el periodo Edo, y también vio el fin de esta era con la investidura del emperador Meiji en 1867, que marcó el final del shogunato Tokugawa y el comienzo de la Restauración Meiji.
El castillo está rodeado de murallas y para visitarlo hay un recorrido tanto por los salones interiores como por sus jardines. La entrada cuesta 1300 yenes (uno 7,6€) y cuenta con folletos en español para poder conocer su historia. Aquí puedes comprar tu entrada.
Palacio Imperial de Kioto
No muy lejos del castillo se encuentra el palacio imperial, que es la residencia de la familia real japonesa cuando visita Kioto. Por ello no se puede visitar por dentro, aunque sí por fuera, y también sus jardines.
La entrada es gratuita y puedes descargarte una app en español para seguir la visita. Parte de sus jardines solamente pueden visitarse en visita guiada y hay que apuntarse. Si no me equivoco son en torno a las 13:00h.
Pabellón Dorado (Kinkaku-ji)
El templo Kinkakuji es más conocido como Pabellón Dorado gracias al revestimiento del edificio principal de este pequeño templo zen. Fue construido originalmente en 1397 como la villa de retiro del shogun Ashikaga Yoshimitsu, aunque después de su muerte se convirtió en un templo de la secta Rinzai. El edificio que se ve hoy en día es una reconstrucción de 1955, después de que el original fuera incendiado en 1950. La entrada cuesta 500 yenes (algo menos de 3€) y a mí la verdad es que me decepcionó un poco. Es bonito, pero no tiene mucho más allá del pabellón. Hubo otros templos que me sorprendieron más.
Muy cerca del Pabellón Dorado hay un lugar que te recomiendo para comer. Se llama Omurahouse y es un restaurante especializado en omurice, que es la tortilla japonesa. Yo probé una rellena de champiñones y arroz y estaba muy rica. Eso sí, ten en cuenta que suele haber algo de cola.
Templo Ryoan-ji
Desde el Pabellón Dorado puedes caminar hasta los siguientes templos siguiendo la calle Kinukake-no-michi, una avenida conocida precisamente por albergar varios de los santuarios más importantes de la ciudad. El segundo de ellos es el templo Ryoanji, que fue fundado en 1450.
La parte más conocida de este templo es el jardín de rocas. Mide 25 metros de largo por 10 de ancho y está compuesto por 15 rocas dispuestas en un lecho de arena blanca rastrillada, de tal manera que desde cualquier ángulo solo se pueden ver 14 de ellas a la vez. La entrada cuesta 600 yenes (3,5€).
Templo Ninna-ji
Este templo fue uno de los que más me gustó en Kioto. Quizá no sea de los más conocidos, pero tiene bastantes rincones por explorar, empezando por su increíble puerta de entrada de madera. Dentro del recinto del templo principal me llamó la atención su jardín, con una pequeña cascada, y también es posible contemplar más jardines y pequeños santuarios, además de una pagoda de cinco pisos.
Su nombre proviene de la era Ninna (885-889), durante la cual se estableció el templo, que fue fundado en el año 888 por el emperador Uda, quien más tarde se convirtió en monje y residió en el templo. La entrada cuesta 900 yenes (algo más de 5€) y puedes comprarla aquí con anticipación.
Kimono Forest
Cerca del templo Ninnaji me subí al tren hasta la estación de Arashiyama. Esta zona fue mi última parada en esta jornada y comencé por visitar la instalación artística conocida como «Bosque de Kimonos». Está en la misma estación de tren y el acceso es libre. Consta de aproximadamente 600 postes cilíndricos decorados con telas de kimono, cada uno de los cuales mide alrededor de 2 metros de altura. Por la noche están iluminados.
Bosque de bambú de Arashiyama
Por último, otro lugar icónico que conocer en Kioto: el bosque de bambú de Arashiyama. En esta zona hay varios paseos entre bambúes que pueden alcanzar hasta 30 metros de altura. Es un lugar muy fotografiado y, por ello, algo masificado. A mí la verdad es que me dejó un poco fría porque me lo esperaba más grande, pero no deja de ser algo diferente en una ciudad con mucha historia y cultura. El acceso es libre y gratuito y en la zona hay también varios templos, así como restaurantes y tiendas de recuerdos.
Día 4: Fushimi Inari
Mi última mañana en Kioto la dediqué a visitar el famoso templo Fushimi Inari. Si el nombre no te dice nada, quizá sí sus miles de toriis adornando los senderos de la montaña en su característico color naranja.
Este templo es de acceso libre y está en la zona sur de la ciudad. Para llegar tomé el tren, dejé mi mochila en las taquillas de la estación de Inari y, después de la visita, puse rumbo a la ciudad de Nara. Por tanto, este cuarto día tampoco fue día completo en Kioto.
Mi ruta en Fushimi Inari
Templo Fushimi Inari-taisha
Desde la estación de tren no tienes más que caminar unos metros para toparte con el gran torii que te da la bienvenida a este templo. Aunque lo más conocido sean sus toriis naranjas, no dejes de darte una vuelta por los edificios que conforman esta parte baja del recinto.
El templo Fushimi Inari-taisha fue fundado en el año 711 y está dedicado a Inari, la deidad del arroz, la agricultura y la fertilidad en el sintoísmo. Con el tiempo, Inari también se asoció con la prosperidad y el éxito en los negocios, lo que ha llevado a que muchas empresas y comerciantes hagan ofrendas en este santuario en forma de torii.
Montaña y toriis
Tras el edificio principal encontrarás el camino que sube por la montaña y que está cubierto por miles de toriis naranjas. La caminata te llevará varias horas, así que mi consejo es hacerlo pronto por la mañana para evitar el calor y la masificación.
Además, verás que mucha gente se queda al principio del sendero para hacerse fotos, pero no te lo recomiendo. En cuanto subes un poco no hay nadie y puedes hacerte fotos sin gente detrás. Y no te preocupes, que toriis hay por toda la montaña y no se acaban.
El recinto sagrado se extiende por todo el monte Inari, que tiene una altura de 233 metros. Los senderos suben hasta la cima y están salpicados de pequeños santuarios y estatuas de zorros (kitsune), que son considerados mensajeros de Inari.
Como ves, tanto el primer día como el último no los pasé completos en la ciudad. Por eso, si a ti te encajan los transportes de otra manera, puedes tomar esta guía para visitar Kioto en 3 días en lugar de 4. 3 o 4 días es la duración ideal para estar en esta ciudad, aunque hay tantos templos que puedes pasar más. Eso sí, te aviso de que al final acaban por aburrir, porque al principio chocan, pero luego se parecen todos.
Yo decidí pasar una noche en Nara e ir de Nara a Osaka después, pero hay mucha gente que opta por visitar Nara desde Kioto en el día a modo de excursión. Si planeas hacer esto, entonces debes reservar una noche más en Kioto.
Para moverte de un lugar a otro dentro de la ciudad lo más cómodo es el autobús. Puedes utilizar efectivo o tu tarjeta de transporte (Suica, Pasmo, etc.) y se paga al salir del autobús (hay una única tarifa de 230 yenes por trayecto -1,35€). Además, hay también líneas de tren y metro que también puedes llegar a utilizar de forma puntual, y hay mucha gente que alquila una bici y se mueve por la ciudad así, ya que está bastante preparada para las dos ruedas. Para ver qué te conviene más, puedes utilizar Google Maps.
Espero que este post te ayude a conocer qué ver en Kioto en 4 días y a planear tu viaje. A mí es una ciudad que me gustó y creo que da para volver y seguir visitando lugares de interés, y es que es un destino con tanta historia que no te lo acabas. Para más información, puedes ver las historias que subí de mi viaje a Instagram:
Viajera y fundadora de #QuieroViajarSola. Desde que comencé a viajar sola en 2016 siempre tuve una inquietud: motivar a otras mujeres a viajar solas. Para ello, decidí crear este blog en 2018, en el que te cuento todos los viajes que he realizado en solitario en estos casi 8 años como viajera independiente y te doy consejos para que puedas organizar tu viaje por libre y disfrutar recorriendo el mundo en solitario.
En estos 8 años viajando sola por todo el mundo he recorrido muchos países y destinos de los que puedo darte consejos en base a mi experiencia. Puedo recomendarte lugares para visitar, dormir, cómo moverte, etc., y eso es lo que encontrarás en cada artículo de este blog de viajes. Complemento la información con mis redes sociales, sobre todo Instagram, donde puedes ver casi en tiempo real los lugares por los que viajo sola cada vez que estoy en una nueva aventura.
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